N°1713
El 7 de agosto de 2004 comenzó formalmente la operación comercial del primer metrocable de Medellín y desde entonces, la vida de los 240 mil habitantes de las comunas 1 y 2 de Medellín, no volvió a ser la misma.
Antes de 2004, las caminatas, los buses y el transporte informal eran sus únicas alternativas de movilidad. Para llegar al centro de la ciudad, debían pagar varios trayectos en bus e invertir más de 90 minutos en estos desplazamientos.
Todo esto cambió en agosto de 2004, cuando el primer Metrocable, el de Santo Domingo Savio (Línea K) comenzó a operar comercialmente. Primero, con el evento de inauguración el 30 de julio y luego el 7 de agosto, con su operación comercial. La idea detrás de este medio de transporte era algo nunca antes visto hasta el momento: un cable aéreo integrado a una línea de Metro ya existente como solución para conectar los barrios localizados en las laderas con el resto de la ciudad.
Sin embargo, el proyecto implicaba varios desafíos técnicos. Se trataba de implantar un cable aéreo en el ámbito urbano, integrado a un metro, con estaciones intermedias, con un giro y una intensidad de uso muy grande. Ningún sistema de cable aéreo de la época cumplía con esos requerimientos, pues se trataba de instalaciones de carácter turístico, que operaban durante pocos meses al año y en un horario restringido, muy distinto a lo que se pretendía hacer en Medellín.
Sin embargo, el equipo encargado del proyecto no se desanimó y con la idea de tener un cable aéreo para el transporte de pasajeros en la ciudad, se visitaron operadores y fabricantes en varios lugares del mundo. El objetivo era que comenzaran a materializarse algunas propuestas para construir este nuevo medio de transporte en las comunas 1 y 2 de la zona nororiental de la ciudad, caracterizada por una alta pendiente en el terreno y por estar densamente habitada. Finalmente, en 2003, se adjudicó el contrato y comenzaron las obras.
Antes, como en todos los nuevos medios de transporte, el Metro empezó a hacer presencia en el territorio a través de su equipo de Gestión Social para que la comunidad se familiarizara con el proyecto y conociera sus beneficios. Se desarrollaron diferentes estrategias metodológicas enmarcadas en la lúdica, la recreación, la educación y la formación de usuarios a través de la Cultura Metro, nuestro modelo de relacionamiento positivo con nosotros mismos, con los demás y con el entorno.
Al poco tiempo de entrar en servicio, más de 240.000 habitantes de las comunas 1 y 2 de Medellín experimentaron mejoras en su bienestar. El desplazamiento hasta el centro de la ciudad se redujo de 90 a 30 minutos y gracias a la integración entre el Metrocable y el resto del Metro, los habitantes en la zona de influencia pudieron viajar por todo el Valle de Aburrá con un solo tiquete.
El ahorro de tiempo y dinero fue solo el comienzo: nuevos servicios, comercios y otros negocios florecieron y los índices de violencia disminuyeron notablemente, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Columbia y el grupo Previva de la Universidad de Antioquia. Esta zona de la ciudad se convirtió en un atractivo turístico y sus habitantes comenzaron a sentirse orgullosos de vivir allí. La estigmatización de años anteriores le dio paso a la sensación de inclusión. La autoestima subió, los habitantes de las comunas 1 y 2 comenzaron a sentirse parte de la ciudad.
El Metrocable de Santo Domingo representó renovación, innovación tecnológica, dinamismo, inclusión, expansión de la Cultura Metro y equidad. Desde Medellín fuimos pioneros en implementar los sistemas de cables como solución a problemáticas de transporte urbano. Ciudades como Bogotá, Santo Domingo (República Dominicana) y Río de Janeiro (Brasil), entre otras, replicaron luego esta experiencia.
Beneficios
La Línea K beneficia a cerca de 240.000 habitantes de las comunas 1 y 2 de Medellín, transporta diariamente unos 46.000 pasajeros y ha movilizado más de 96 millones de usuarios desde el inicio de su operación comercial.
En su trasegar el Metrocable de Santo Domingo ya ha sido merecedor de reconocimientos como el Premio de Ingeniería Antioqueña de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros (SAI); el Honor al Mérito Inmobiliario otorgado por la Lonja de Propiedad Raíz (ambos en 2004) y el premio Innovadores de América en 2014. Además, fue determinante para que Medellín fuera elegida como Ciudad Innovadora en 2013 por el Wall Street Journal y el Citi Group, y este año fue elegido por World Resources Institute (WRI) como una de las cinco iniciativas finalistas a nivel mundial de 193 proyectos destacados por su impacto en la transformación social y urbana de los territorios.
Las telecabinas que recorren nuestras laderas se han convertido en una imagen icónica de Medellín y en un referente de esta ciudad que gracias a su resiliencia ha podido sortear momentos difíciles. Los Metrocables han contribuido a esta transformación positiva.
Además, junto a los Metrocables de La Aurora, Arví, La Sierra y 13 de Noviembre, el Metrocable de Santo Domingo ha entregado importantes beneficios ambientales a la ciudad-región: En el año 2018, estos Metrocables evitaron la emisión de 35.792 t de CO2 y de 1.106 t de contaminantes atmosféricos (partículas PM2.5 y NOx, entre otros).
Dirección de Comunicaciones