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¡Mamá, Mateo es una perrita!

Escrito por Admin | Apr 19, 2022 4:00:00 AM

  


En el barrio El Progreso todos conocen la perrita de la familia Góez Echavarría. Por lo general, está en la entrada de la casa, bien arreglada con sus moños y pañoleta rosada y esperando al señor de los helados. Ella responde siempre el saludo de los vecinos que pasan, le acarician la cabeza, que aún conserva el olor a peluquería, y se despiden con un caluroso “adiós Mateo”.



El origen del nombre es una historia particular que todos en la familia cuentan con orgullo, en especial, a los curiosos que no les cuadra mucho y se animan a preguntar las razones. Todo tiene una explicación, responden.


Cuando Héctor Góez vio ese pequeño perrito en la mitad de la carretera no lo dudó un segundo, pisó el freno de su camión y de un salto se acercó y alcanzó a levantarlo antes de que otro carro se acercara. Ese 28 de julio de 2021 ya caía la noche en el Alto de Ventanas, en la vía al Bajo Cauca, la oscuridad y la niebla eran amenazas para este animal que intentó cruzar la carretera, pero sucumbió ante el hambre y la debilidad y quedó a mitad de camino.



“Estaba quemado, lastimado, lleno de gusanos. Era evidente el maltrato, no pasaba de esa noche y por eso la recogí y me la traje”, recuerda Héctor, un camionero experimentado y buen conversador. Como no podía tenerlo en el hotel de Valdivia, donde pasaba una temporada con su esposa Luz Estela por temas de trabajo, le pagó a una señora para que lo cuidará, le llevaron veterinario y le compraron medicinas.



En su casa en Medellín, al lado del cerro El Volador, la familia ya se ilusionaba con la nueva mascota, preguntaban a diario por él, le mandaban mensajes y por supuesto, le escogieron un bonito nombre: Mateo.



Todos nos recibieron con mucha alegría, recuerda Luz Estela Echavarría, hasta que su hija exclamó: ¡Mamá, Mateo es una perrita! Desde entonces intentaron cambiarle el nombre: Lulú, Luna y otras opciones femeninas que ella nunca aceptó; solo respondía al nombre original con tal determinación que no tuvieron otra opción que dejar de lado la gramática y el género.



La perrita aún no cumple su primer año de edad y conserva en su espalda las marcas del sufrimiento, es el centro de una familia cuyo amor por los animales es evidente. El futuro lo planean pensando en ella, hoy sueñan con conseguir una nueva casa que tenga un espacio grande donde pueda estar más cómoda.



El lugar donde viven hace parte de los predios que se requieren para la construcción del Metro de la 80 y ya iniciaron el proceso de negociación con la EDU para venderla y darle paso al proyecto.



No es una decisión fácil vender la casa, pero puede ser una oportunidad, coinciden Héctor y Luz Estela. Nos gustaría encontrar un lugar cercano con un solar grande para que Mateo salte, juegue con palos y pueda esperar a que pasen los vecinos y el señor de los helados.



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