Medellín está llena de historias. Cada calle evoca recuerdos, transformaciones. Los primeros barrios habitados permanecen en el corazón de las personas que aún conservan en su memoria los juegos en las calles, los encuentros en los bares y en las esquinas a conversar. Algunas quebradas como la Santa Elena continúan su cauce silencioso bajo las calles de la nueva ciudad. Algunas casas antiguas parecen ancladas en medio de edificios modernos y el comercio.
El Metro quiso generar un espacio para conversar sobre esas historias, intentando recuperar la memoria de una Medellín que se ha transformado pero que está cargada de significados, sentimientos y recuerdos. Fue un ejercicio de reconstrucción de la memoria en la que se mencionaron personajes, calles, barrios, sistemas de transporte, árboles, acueductos, batallas, bares, y más.
Fueron 6 tertulias realizadas en distintos bares ubicados en la que se denominó en el pasado la calle de la amargura, luego la calle 49 o Ayacucho y hoy corredor del tranvía de Ayacucho.
El periodista, profesor y escritor, Memo Ánjel fue el primer tertuliano. Habló sobre la importancia de los bares en las ciudades y del tranvía. “Este tipo de transformaciones simplemente vuelven a la ciudad más ciudad, porque Medellín siempre ha sido muy aldea, y empieza a aparecer otro flujo de gente, el flujo del transporte a través de la electricidad como en el caso del tranvía.
Se vuelve una ciudad más del orden de lo que pasa en el mundo y le da otra identidad, para la gente joven, para otra gente que comienza a tener ciudad y que deja de estar encerrada y ya al menos tiene el espacio público, la movilidad moderna y comienza a tener otra visión de la ciudad”, comentó.
Luego, el autor del libro de crónicas Medellín es así, Ricardo Aricapa, habló sobre su experiencia como periodista y el momento en que llegó de Riosucio Caldas a vivir al centro de Medellín. “No me sentía parte de ningún barrio, yo no era de ninguno, entonces me quedé en el centro”, dijo. Fue testigo de muchas transformaciones del centro, recordó, por ejemplo, cuando empezó la construcción de la Avenida Oriental, la forma como se redistribuyeron las rutas en esa época y la aparición de los edificios más altos.
"En 1968 el edificio más alto era la catedral Metropolitana de Medellín, luego en el Coltejer y poco a poco empiezan a aparecer otros siendo los años 70 una época decisiva para el centro”, contó.
Otras tertulias se realizaron con el periodista Javier Arboleda en el tradicional Café Colón junto al pasaje La Bastilla. Contó sus experiencias como periodista de radio y de prensa en los años 80 y las noticias efastas que cubrió durante esa época.
Ricardo Zuluaga Gil, abogado y miembro de la Academia de Historia Eclesiástica de Colombia también tuvo a cargo una tertulia en la que compartió la historia sobre las catedrales y las iglesias de Medellín.
Los encuentros se realizaron los miércoles cada quince días en un café diferente del corredor de Ayacucho, y poco a poco la afluencia fue creciendo. En las tertulias también hubo espacio para hablar de cocina.
El tema dejó antojado a más de uno de las recetas caseras de las abuelas. Luis Fernando Valencia, experto en gastronomía, compartió durante su tertulia cómo ha sido la evolución de la cocina de Medellín en los últimos 30 años y la forma como han surgido diversos restaurantes en la ciudad.
La última tertulia de este ciclo de seis encuentros programados por el Metro se realizó con el historiador y escritor, Orlando Ramírez Casas en la Casa Cultural Homero Manzi. “Buenos Aires tomó este nombre por un bar que había en este lugar”, dijo en medio de un diálogo en el que expresó que los antioqueños tienen un carácter distinto debido, en parte, a las montañas que rodean la ciudad y también a la idea que se ha tenido desde tiempo atrás de que “los antioqueños somos los más verracos, los que nunca nos varamos, los más echados para adelante, los más solidarios. Eso no es del todo cierto, pero creo que es bueno reforzar esas ideas positivas en la gente y no algo malo”.
Filósofos, historiadores, periodistas, melómanos y personas del común fueron los asistentes a esta última tertulia quienes pidieron repetir la experiencia para que la historia de Medellín no se olvide.
DIRECCIÓN DE COMUNICACIONES