- Tres arquitectos y un ingeniero experto en sostenibilidad ambiental manifestaron que el proyecto beneficiará a quienes habitan la zona occidental y a toda la ciudad.
- Las cuatro personas con quienes la empresa conversó indicaron que frente al desarrollo que ha tenido la ciudad y el crecimiento del parque automotor, se hace necesario pensar en sistemas de transporte masivo.
- Con proyectos como el Metro de la 80 se desestimula el uso del vehículo particular y se cualifican los espacios para darle prelación al peatón y favorecer la movilidad de las personas en sistemas de transporte masivos y amigables con el medio ambiente.
- Para los académicos, un reto importante es poder desarrollar este proyecto promoviendo el diálogo social y la aceptación al cambio, entendiendo la importancia del bien colectivo y el bienestar, no solamente para las generaciones presentes sino futuras.
El Metro de Medellín conversó con cuatro académicos de la ciudad sobre el Metro de la 80, el desarrollo o los cambios que ha tenido la avenida 80 y la pertinencia de implementar proyectos de esta naturaleza.
Los académicos consultados son: Diana Catalina Álvarez, coordinadora de la Maestría en Urbanismo de la UPB; Luis Fernando Arbeláez, arquitecto urbanista de la ciudad; Natalia Castaño Cárdenas, arquitecta urbanista integrante de Urbam de la Universidad Eafit y, Carlos Fernando Cadavid, ingeniero experto sénior en asuntos de sostenibilidad ambiental.
Aunque la ciudad se desarrolló en el costado oriental del río Medellín, con los años, la zona occidental fue tomando fuerza y comenzaron a aparecer distintos barrios como La Castellana, La América, Belén San Bernardo, entre otros. La Universidad Pontificia Bolivariana fue una de las jalonadoras de ese crecimiento en el que la avenida 80 jugó un papel determinante.
Diana Catalina Álvarez relata que en el año 1947 aparece en el país una ley que obliga a las ciudades con presupuestos superiores a los 200.000 pesos a realizar planos reguladores, lo que obligó a pensar el futuro de la ciudad a 25 e incluso a 50 años. “En los planos de 1956 ya aparece la 80 en rojo proyectada a mano, no solamente vinculando esos pequeños poblados sino habilitando nuevas áreas a ocupar porque la ciudad estaba creciendo”, expresó Álvarez.
Y es en 1960 cuando se empieza a construir la avenida 80 por tramos, el primero fue entre Colombia y la 30 hasta llegar a lo que conocemos hoy.
Natalia Castaño Cárdenas, arquitecta urbanista, integrante de Urbam y profesora de la Universidad Eafit, recuerda que creció en la Villa de Aburrá y que tanto en ese momento como en la actualidad la característica de la 80 es que allí se encuentra todo. “Es un espacio mixto de actividades, pero con el Metro de la 80 tendremos la posibilidad de que sea un espacio mucho más cualificado desde la manera como caminamos, que una persona mayor pueda moverse mejor al igual que las personas con movilidad reducida”.
Hacer el Metro de la 80 será retador e implicará apertura mental y disposición de todos los ciudadanos y más si se tiene en cuenta que lo que se construirá hoy beneficiará especialmente a las generaciones futuras. Eso piensa Luis Fernando Arbeláez, arquitecto urbanista de la ciudad quien fue, además, hace varios años, Director de Planeación del Municipio. “Cualquier cambio genera controversia, el trazado del tranvía antiguo por San Juan, al principio, se vio como una locura y lo que hizo fue generar mucho desarrollo. Por eso tenemos que mirar el futuro, pensar en las futuras generaciones”.
Además de la cualificación de los espacios, de darle prioridad al peatón y pensar en las generaciones futuras, otra razón importante para respaldar el proyecto es el aporte ambiental y a la sostenibilidad del territorio.
Dado que el crecimiento en la ciudad ha sido desmedido, lo cual se refleja, en gran medida, en la manera como se han venido ocupando las laderas, obliga a pensar en la implementación de proyectos como el Metro de la 80, no solamente pensando en mejorar la movilidad sino la calidad del medio ambiente.
“Cuando se tiene un modelo de ocupación hacia la ladera implica también costos altísimos por el material particulado proveniente del transporte, la industria, la calidad del aire, y eso tiene que ver con que nos movemos hacia la ladera. En la medida que promovamos un transporte más limpio en esas periferias, busquemos descongestionar la ladera y se incentive la construcción en la parte plana, podemos mejorar mucho las condiciones ambientales existentes”, explica Carlos Fernando Cadavid, experto en sostenibilidad ambiental de la ciudad.
Con una planificación urbana adecuada que acorte las distancias, se desestimula el uso del carro particular y se promueve caminar o usar sistemas de transporte limpios como el Metro de la 80, impactando positivamente el medio ambiente y la calidad de vida de todos.
“Para este tipo de proyectos tiene que haber un balance positivo de impactos y externalidades ambientales, y este proyecto las posee”, dice Carlos Fernando Cadavid.
El Metro de la 80 enriquecerá la red de movilidad de la ciudad y mejorará la vida, no solamente de los habitantes de la zona occidental sino de todos los de la ciudad región.
“Voy a poder movilizarme por toda la red del Metro pagando una sola tarifa. Se van a cualificar las condiciones de los andenes, del ciclista, con mejores condiciones ambientales”, expresa Natalia Castaño de Eafit.
Los cambios y las necesidades no se detienen y el Metro de la 80 surge como respuesta a esa búsqueda permanente para seguir mejorando como ciudad. Conocer la opinión de académicos es importante porque permite enriquecer el diálogo y la conversación con las comunidades y la opinión pública frente a este proyecto que nos impactará positivamente a todos.
Te invitamos a conocer el siguiente video publicado en la página web del proyecto www.metrodela80.gov.co, que recoge parte de los comentarios u opiniones de los académicos consultados:
https://www.metrodemedellin.gov.co/metrodela80/sala-de-prensa
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